La odontología restauradora ha avanzado mucho en los últimos 20 años, la aparición de los sistemas adhesivos y los implantes dentales es sin lugar a dudas lo que ha cambiado el concepto de odontología rehabilitadora, y nos han mostrado nuevos caminos para obtener excelencia a la hora de devolverle al paciente la anatomía perdida, la función, la estética y el confort.
Los implantes dentales son raíces artificiales de titanio, que se colocan en el interior del hueso maxilar o de la mandíbula por medio de una pequeña intervención quirúrgica. Sobre esta base podemos colocar, posteriormente, una o más piezas dentales.
Los implantes dentales son unas prótesis que se colocan (implantan) en el hueso mandibular o maxilares creando una base sólida sobre la que se pueden efectuar tanto restauraciones de dientes individuales, como prótesis parciales o totales, y funcionan exactamente igual que nuestros dientes naturales.
Los implantes dentales nos permitirán masticar con total comodidad, sonreír y hablar con la misma seguridad que nuestros propios dientes.
En este sentido, es importante entender que un implante no es más que una “raíz artificial” y que por sí solos no significan nada, sólo tienen utilidad en función de ofrecerle “soporte” a una prótesis en cualquiera de sus tipos. Su dentista le podrá dar información completa de su situación particular y le ayudará a decidir si los implantes dentales son su solución.
¿De qué material son? Son de Titanio puro y el titanio recubierto de hidroxiapatita.
Por qué el titanio: Hoy en día hay innumerables estudios que demuestran que el titanio es el biomaterial por excelencia, dado su óptima biocompatibilidad con el organismo humano.
Además, el titanio se óseointegra con el tejido óseo, produciendo lo que podríamos denominar una soldadura biológica entre el hueso vivo y el titanio.
También sabemos que es el material que mejor responde con el paso de los años.
Hay estudios desde hace más de 15 años que demuestran cómo las prótesis sobre implantes de titanio se mantienen estables con el paso del tiempo. Todo esto hace que el titanio sea nuestro material de elección.
¿Qué es la oseointegración?
Se ha podido demostrar científicamente que, en condiciones cuidadosamente controladas, que se puede integrar el titanio con el hueso vivo, con un alto grado de predictibilidad, y sin inflamación de los tejidos blandos que lo rodean.
A esta unión intima de las células óseas con la superficie del titanio es a lo que se denomina oseosteointegración (el hueso acepta el titanio como si en realidad formara parte de la estructura del propio organismo, produciendo de esta forma una soldadura biológica y creciendo a su alrededor).
¿Qué finalidad tienen los implantes?
1.- Función y estética.
2.- Frenar la reabsorción ósea.
3.- Disminuir la sobrecarga de las piezas remanentes.
Función y estética
1.- Sustituir las dentaduras removibles (de quita y pon) por dientes fijos, mejorando la función y simultáneamente servir de anclaje para este tipo de dentaduras, aumentando de forma muy notable su estabilidad.
2.- Proponer piezas dentarias sin necesidad de tocar los dientes naturales, permitiéndonos masticar con total comodidad, y sonreír y hablar con total seguridad.
3.- Frenar la reabsorción ósea.
¿Qué es la reabsorción ósea?
Una boca es como un edificio.
Los dientes son como las columnas.
Si fuéramos quitando columnas, los remanentes tendrían que soportar todo el peso del edificio, pudiendo llegar un momento en el que el techo se viniese abajo. En la boca sucede lo mismo, al ir perdiendo piezas dentarias, las que restan tienen que soportar todas las fuerzas de la masticación, supliendo una importante sobrecarga y por lo tanto acortando su vida.
La función del hueso maxilar y del mandibular es sustentar las piezas dentarias para permitir la masticación.
Cuando éstas se pierden, se inicia un proceso de reabsorción ósea produciéndose en algunas ocasiones unas reabsorciones tales que resulta casi imposible el tolerar una prótesis removible tradicional.
Las consecuencias estéticas y psicológicas pueden ser dramáticas.
Con los implantes no sólo reponemos los dientes que hemos perdido, restaurando la función y la estética, sino que al implantar estas raíces artificiales también podemos frenar e incluso detener esta reabsorción osea.
En los maxilares, al recibir nuevamente el estímulo de la masticación, se produce un proceso de osteocondensación u osificación alrededor de los implantes, deteniendo la reabsorción ósea e incluso pudiendo inducir a la formación de hueso alrededor de ellos
Hoy en día, disponemos de técnicas regenerativos de hueso, que nos resultan en muchos casos de enorme utilidad. Podemos conseguir que crezca hueso alrededor de los implantes llegando a cubrirlos de forma parcial. A esta técnica se le denomina regeneración tisular.
Como conclusión diremos que con los implantes podemos detener este proceso de reabsorción que tantos problemas funcionales y psicológicos nos puede provocar.
Cómo se realizan los implantes dentales
Todos los pasos, desde que va por primera vez al dentista hasta el mantenimiento a largo plazo.
Cuando acuda a su dentista por primera vez para hablar de la posibilidad de una terapia mediante implantes, se le hará una historia clínica y una exploración exhaustiva de su boca. Se tomaran radiografías de forma que el dentista pueda determinar el tipo, cantidad y situación del hueso disponible.
En la mayoría de los casos una radiograma panorámica es indispensable; este estudio se puede completar con un TAC (Tomografía computarizada, Escáner). Su dentista empleará en cada caso las técnicas diagnósticas que considere adecuadas.
La toma de modelos de su boca aportará información de gran valor.
Su especialista decidirá la necesidad de rehacer pruebas complementarías como un estudio radiográfico postoperatorio, etc...
Con todas estas pruebas su especialista lo que está valorando es si usted es un candidato ideal para los implantes y qué tipo de terapia es la mas adecuada para su caso concreto.
El tratamiento quirúrgico consta habitualmente de dos fases, aunque en algunas situaciones podría realizarse en una sola. Para simplificar las cosas explicaremos de qué consta un tratamiento tradicional en dos fases.
La cirugía se puede realizar en el consultorio de su dentista, con anestesia local y quizás con sedación. También se puede realizar en un hospital con anestesia general. Si ésta se realiza en un hospital, se precisará la estadía durante una noche después de la intervención.
El campo donde se ha de realizar la cirugía será estéril.
Primera fase quirúrgica: Esta primera intervención es cuando se colocarán los implantes dentro del hueso maxilar. La duración de la intervención es de una hora a hora media dependiendo del número de fijaciones. Estas permanecerán enterradas en el hueso y cubiertas por la encía durante toda la fase de cicatrización ósea o fase de osteointegración. Este período suele durar de 6 a 7 meses.
El Post-operatorio no es doloroso, al día siguiente de la intervención aparecerá con la cara levemente inflamada e incluso en algunos casos con un hematoma en la zona de la intervención que durará 4 ó 5 días.
En el interior de la boca también estará inflamada el área la incisión.
Es de suma importancia que en esta fase postoperatoria siga al pie de la letra todas las instrucciones de su cirujano:
- Tomar la medicación.
- Dieta líquida o blanda.
- No hacer deporte esos días....
- Como vemos, todas estas indicaciones son muy razonables, pero si tiene cualquier duda o ante cualquier situación que le parezca anómala, póngase sin falta en contacto con su especialista
- Las puntos se le removerán, en caso de no ser reabsorbibles, a los 7 ó 10 días.
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