Es vital para que nuestro hijo pueda masticar correctamente durante los primeros años, ya que en estos años el desarrollo es muy importante y una buena alimentación requiere también una buena dentadura.
Ya sabemos que las bacterias de la caries intentan colonizar los dientes desde la aparición de éstos y una falta de higiene junto a un exceso de azúcar propicia que los dientes de leche puedan incluso llegar a perderse.
Claro que podríamos decir que como son de leche no pasa nada, porque volverán a salir y esto es un error, ya que para el pequeño son necesarias todas las piezas dentales, no sólo para comer, también para poder pronunciar correctamente ya que en la pronunciación, interviene la perfecta coordinación entre lengua, labios y dientes.
Tener unos dientes de leche sanos, permite a nuestro hijo un recambio dentario correcto, pues la pérdida antes de tiempo puede originar problemas ontodóncicos.
Una buena higiene bucal siempre ayudará a tu hijo a adquirir esa conducta higiénica adecuada que mantendrá toda su vida y que será muy beneficiosa para él.
En general los dientes son importantes para poder alimentarnos, pronunciar las palabras y tener una sonrisa agradable; dado que los seres humanos nacen pequeños y crecen, no sería posible que un bebé tenga los dientes de un adulto.
Por eso, al nacer los bebés no tienen dientes, luego salen unos dientes pequeños, llamados “de leche” adecuados al tamaño de los pequeños, posteriormente van cambiando paulatinamente esta dentadura por la “de adulto”.
Inclusive, no se tiene la dentadura completa hasta la juventud con la finalidad que se dé tiempo a la boca de crecer lo necesario para poder albergar el juego de dientes “de adulto”.
No sólo es importante el tamaño, sino que los dientes de leche también tienen otras funciones importantes:
Alimentación: una buena digestión y por ende alimentación, comienza con la masticación; los dientes de leche ayudan al bebé a masticar (triturar) sus alimentos, además de ser un buen ejercicio para fortalecer toda la boca y poder pronunciar bien las palabras.
Luego cuando se cambie por la dentadura permanente, continuarán con esta función.
Pronunciar las palabras (fonación o articulación de palabras): para aprender a hablar correctamente se debe pronunciar bien, los dientes de leche permiten la coordinación entre la lengua y labios, para poder tener una buena dicción, de lo contrario se requerirá tratamiento con un fonoaudiólogo.
Desarrollo de los maxilares: si no se tiene dientes de leche el niño no podrá masticar sus alimentos y el hueso maxilar no se desarrollará ni crecerá (entre los 2 y 5 años se produce el mayor crecimiento).
Cuando se mastican los alimentos, se estimula el crecimiento de los maxilares, inclusive, los bebés tienen instintivamente esta función antes que le salgan los dientes, cuando muerden sus juguetes.
Espacio: los dientes de leche sirven para mantener el espacio requerido para la erupción de los dientes permanentes, también sirven para tener una mordida correcta y son una guía mientras van erupcionando hacia los 6 años de edad.
Si no hubieran dientes de leche, los dientes permanentes comenzarán a crecer sin guía, pudiendo desviarse o hacer que los siguientes dientes queden atrapados (mal posicionamiento por falta de espacio).
Estética: tener unos dientes sanos, significa tener una sonrisa agradable, lo cual se ve reflejado en las personas que nos miran, si un niño tiene dientes feos, puede ser víctima de burlas o verse a sí mismo feo, perjudicando su autoestima.
Los dientes también tienen la función de mantener la proporción del largo de su rostro ofreciendo una apariencia estética y agradable.
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